MIRADAS DESDE ALGUNA VENTANA PARA

MIRADAS DESDE ALGUNA VENTANA PARA

CO PENSAR LA REALIDAD O LO QUE SE NOS OCURRA

Bienvenidos a mi lugar de expresión en la que se puede disentir, discutir y reflexionar. Nunca agredir ni ofender.

domingo, 17 de agosto de 2008

De "Juvenilia" a "Corazón"

Por Rogelio Alaniz

"El estado de los estudios en el Colegio eran deplorables, hasta que tomó su dirección el hombre más sabio que hasta el día de hoy haya pisado tierra argentina: Amadeo Jacques". Miguel Cané.
Siempre regreso a la lectura de "Juvenilia", el delicioso libro escrito por Miguel Cané para evocar sus años en el Colegio Nacional de Buenos Aires. En 1962, en la escuela de mi pueblo me relacioné con "Juvenilia" y debo decir que, junto con "Corazón", los "Tres Mosqueteros", "Nuestra Señora de París" y las "Aventuras de Huckleberry Finn", constituyeron los libros de mi adolescencia, mi pequeña biblioteca a la que recurría con una fe y una curiosidad tal vez parecidas a las que iluminan al creyente cuando lee la Biblia para encontrar allí las respuestas a sus dudas y también las esperanzas que la vida cotidiana muchas veces nos niega.
"Juvenilia" fue un libro escrito por Cané cuando ya era un hombre mayor. Es un homenaje a la nostalgia, a una edad perdida para siempre, pero es también un homenaje a la educación de aquellos años y, particularmente, a un docente que, gracias a la memoria de Cané, hemos recuperado del anonimato o del olvido. Me refiero a Amadeo Jacques, el profesor que había llegado de Francia y a quien Bartolomé Mitre había designado director para que reorganizara el Colegio y lo pusiera a la altura de los tiempos.
En homenaje a Cané y a Jacques, una digresión si se me permite. El filósofo peronista José Pablo Feinmann cuestiona que "Juvenilia" haya sido un libro de lectura obligatoria en los colegios secundarios. Se pregunta por qué los mismos que impusieron "Juvenilia" después protestaron porque el peronismo impuso "La razón de mi vida". Como para completar su luminoso razonamiento, Feinmann acusa a Cané y a su libro de ser los responsables de "La noche de los lápices", la matanza por parte de sicarios de la dictadura militar de un grupo de estudiantes secundarios en La Plata. ¿Cómo es posible comparar un libro muy bien escrito con un plagio servil y rastrero? ¿Qué respuesta merece el señor Feinmann? Se me ocurren muchas, pero las resumiría en una exclusiva consideración: sólo a un peronista se le puede ocurrir una reflexión de ese tipo.
Volvamos a lo importante. Para los gobiernos de la segunda mitad del siglo XIX, la educación era una cosa seria. Los mejores recursos se destinaban a ella. La lucha contra la ignorancia era una causa nacional. Se trataba de educar a la elite dirigente, pero el programa alcanzaba a todos. Educar al soberano, como decía Sarmiento, incluía en primer lugar a los sectores populares, los beneficiarios inmediatos del saber. Para 1865, los hijos de los ricos sabían adónde ir a estudiar. Siempre lo habían sabido. Ahora el esfuerzo era asegurar la educación para todos. Y el "para todos" incluía en primer lugar a las clases populares.
Amadeo Jacques en la dirección del Colegio Nacional de Buenos Aires probaba que el gobierno estaba decidido a que los estudiantes se instruyesen con los contenidos más avanzados de su tiempo. Los capítulos más entrañables de "Juvenilia" son los que refieren a la relación de los estudiantes con ese profesor, lúcido, cascarrabias y exigente. Hay un capítulo en donde relata una clase en la que Jacques estaba particularmente inspirado. Los alumnos lo escuchaban como hipnotizados. En cierto momento, sonó la campana. La clase había terminado. Sin embargo, Jacques seguía hablando. Uno de los muchachos se acercó disimuladamente a la puerta y la cerró. Nadie se movió de sus bancos.
Jacques era tan sabio como exigente. Tenía motivos para serlo porque el primero que se exigía era él mismo. Nunca faltó a clase, nunca llegó tarde y, cuando algún profesor faltaba, él se hacía cargo de la clase. Sus arranques de mal humor eran célebres. Pero los alumnos se lo perdonaban. A veces, alguno quedaba con la sangre en el ojo y como consuelo a su individualidad herida decía: "Si no fuera Jacques". Pero, claro, era Jacques.
El capítulo más conmovedor del libro es cuando una mañana los estudiantes están asombrados porque ya es la hora del inicio de las clases y Jacques no ha llegado. De pronto, un alumno trae la noticia: Jacques había muerto. Todos los muchachos se precipitaron hacia la calle, hasta la casa del profesor amado. Uno a uno, en silencio y con los ojos llenos de lágrimas, van a desfilar ante sus restos, ante los restos del hombre que siempre les exigió el máximo, que nunca les hizo concesiones demagógicas y que los respetó como nadie los había respetado hasta entonces.
Leo "Juvenilia", leo esos pasajes, y me pregunto qué nos pasó a los argentinos para que hayamos retrocedido tanto en materia de educación. Me pregunto más de una vez dónde están los Jacques del siglo XXI y dónde están los alumnos que tenía Jacques. También me pregunto dónde están los gobiernos que dieron lugar a que hubiera un Amadeo Jacques o un Colegio Nacional como el que él dirigió.
Alguien dirá que los tiempos cambiaron y que no sólo es imposible retornar al pasado, sino que tampoco es deseable hacerlo. Lo sé. Sin embargo, nadie puede privarme de leer "Juvenilia" y reflexionar sobre lo que pasa con la educación, y en este caso en particular, con la educación media. Es cierto, los tiempos han cambiado, pero esa verdad general a veces no quiere decir nada. En la segunda mitad del siglo XIX, la elite dirigente se preguntó sobre la posibilidad de elaborar un gran proyecto educativo para construir una Nación. La respuesta que dio a ese interrogante fue formidable. La pregunta que nos debemos hacer en los inicios del siglo XXI es si la actual clase dirigente se propone algo parecido en materia educativa. Cada uno tendrá su respuesta. La mía es negativa.
Reivindicar al Colegio Nacional de Jacques no incluye la reivindicación de hábitos disciplinarios de aquellos años, pero sí la valoración de la disciplina. ¿Acaso es necesario decir que no hay educación sin disciplina y no hay educación sin profesores que enseñen y alumnos que aprendan? A la escuela se va a estudiar. La frase suena admonitoria, ha sido desgastada por más de un mediocre, pero no por ello deja de ser verdadera. A la escuela se va a estudiar, como a misa se va a rezar y a un baile se va a bailar. ¿Es tan complicado entenderlo?, ¿es tan difícil aceptar que los que enseñan son los maestros y los que aprenden son los alumnos?
Hay otro libro que acompañó mis años adolescentes. Me refiero a "Corazón", de Edmundo D'Amicis. Allí también se habla de un colegio y de una edad con la ternura de la nostalgia. Pero allí también se habla del estudio, de la disciplina y, sobre todo, de los estímulos a quienes se esforzaban por estudiar más y cumplir con sus obligaciones. En "Juvenilia", como en "Corazón", los jóvenes tienen derechos, pero también tienen deberes. No pretendo que los deberes de antes sean los de ahora, pero no hay ejercicio pleno de la libertad sin una relación difícil, exigente respecto de los alumnos.
Hoy, "Corazón" o "Juvenilia" no podrían escribirse porque no existen la escuela, el docente y los estudiantes que hicieron posibles esos maravillosos libros. Los tiempos han cambiado, claro, pero no estoy seguro de que debamos estar orgullosos de todos los cambios. El panorama de la enseñanza media huele más a decadencia que a progreso. Hay serias razones que la explican, razones que en más de un caso exceden el ámbito educativo y comprometen a la familia y a la sociedad. Todo esto es cierto. Como también es cierto que existen en la Argentina maravillosos recursos humanos. Se trata de convocarlos, pero para ello hacen falta gobiernos decididos y consecuentes, gobiernos que premien la inteligencia y la sabiduría, que tengan ideas de mediano y largo plazo con relación al país que aspiramos a tener. Miro a mi alrededor y no encuentro razones para ser optimista, aunque, como diría Antonio Gramsci, si la inteligencia nos obliga a ser pesimistas, tratemos por lo menos de sostener con la voluntad una mínima cuota de optimismo que le dé sentido a la existencia.

viernes, 13 de junio de 2008

Mas grave que el problema del Campo

Hoy vivimos un problema que es de una gravedad inusitada y ante la cual la situación de discusión campo – gobierno queda minimizada. De esto por supuesto no se habla, pero la realidad nos mostrara que es mucho peor y más aun porque no nos damos cuenta. Nos pasa la situación de la rana que es tirada a la olla de agua fría y que luego es calentada de a poco. Nos estamos muriendo cocinados sin que nos demos cuenta.

El problema de institucionalidad que vive la Argentina es infinitamente peor que las retenciones, solo que nadie parece verlo. En realidad se dicen de manera suelta y descoordinado cada uno de los síntomas, pero no el problema general. Falta la visión general que muestre todo de manera unida.

Estamos atravesando una situaron en la cual la Argentina se maneja como una vieja monarquía (con su rey y su reina), aunque en un entorno democrático (seudo democracia dirá mejor). Por que digo esto. Porque el gobierno nacional esta dando claras pruebas de que ejecuta acciones como dueños de casa mas que como administradores de un país integrado por 40 millones de habitantes.

Estas pruebas son: superpoderes en manos del jefe de gabinete (innecesario teniendo un congreso con mayoría propia), bajísimas coparticipaciones a las provincias (en la época de Alfonsin eran de cerca del 60 %, hoy son del 23%), subsidios a casi todos los sectores y servicios públicos.

Analizando estos puntos vemos que la existencia de superpoderes cuando es innecesario habla a las claras de la idea de hacer lo que quiero sin darle explicación a nadie, ni siquiera cuando se que me dirán que si. La escasa coparticipación le permite al gobierno manejar las provincias a su antojo mediante la liberación de fondos cual papá bueno con el hijo que se porta bien. La política de subsidios es lo mismo que la coparticipación, porque esta implícito que se los da mientras se porten bien con papá gobierno.

A todo esto se le agrego otro evento igualmente grave la última semana. En nota de La Nación pudimos leer que el ministro de justicia Aníbal Fernández mediante una disposición obliga a la fuerza pública a avisarle al ministerio antes de ejecutar una acción encomendada por algún juez. Esto es inédito. Se supone que la justicia es independiente y que los jueces pueden actuar por si solos. Resulta que ahora, el poder ejecutivo quiera saber que es lo que va a hacer la justicia. La pregunta es ¿para que?

Por tanto vemos que la Argentina se desnaturaliza cada vez más. La constitución nos habla de un país representativos, republicano y federal. Sin embargo tenemos que el congreso existe de derecho, pero no de hecho, porque este pero no funciona, no debate, ni resuelve. Todo es por decreto. La republica que se basa en la división de poderes perdió sus bases dado que el ejecutivo avanzo (perdón, la palabra seria arraso) sobre los otros poderes. Y finalmente el federalismo tampoco tiene mucho efecto cuando los recursos con los que cuentan las provincias dependen de las buenas intenciones del ejecutivo nacional, más que de la coparticipación federal.

jueves, 27 de marzo de 2008

El problema no es solo el campo

Hoy me es imposible ser indiferente a los que sucede en el país en relación al agro y al gobierno.

La situación es por demás violenta de ambos lados y a veces es difícil discernir quien es más violento: la gente del campo que corta rutas y no entrega mercadería o el gobierno que confisca los ingresos del campo. Diría, en principio, que es una lucha de fuerzas entre dos seres que se necesitan mutuamente, que son imprescindibles uno para el otro. El campo necesita del gobierno porque esta circunscripto a un estado nacional y es este quien lo regula y lo ampara; por otro lado el gobierno necesita del campo porque es este quien produce y genera ingresos para que el gobierno pueda cumplir con sus acciones.

Hoy el problema es una cuestión de medidas. En realidad, cuando de impuestos se trata siempre es una cuestión de medidas (medidas en pesos quiero decir). Por tanto, cuando estas se salen de lo aceptable ocasionan problemas.

Aun a costa de ser redundante, debemos aclarar para qué son los impuestos. Son para cumplir con las funciones básicas del estado: salud, educación y justicia. Se pueden cumplir con otras funciones, pero solo después que las básicas están mas que satisfechas. Podemos pensar en tren bala y aviones supersónicos luego que todos los niños estén sanos, bien alimentados y educados. No antes.

Digo esto porque es básico para entender el máximo enojo que siento (creo que gran parte de la sociedad también, pero no soy quien para expresar la opinión de otros). El mayor problema que veo es que se hace con los impuestos, mas que cuanto son los impuestos. Mi impresión es que todo cae en saco roto, que no va a haber mas y mejores escuelas, ni mas y mejores hospitales, ni centros asistenciales, ni oficinas publicas mas eficientes, ni mayor seguridad en las calles, etc, etc, etc.

Aclarado esto puedo decir que la política impositiva debe estar en relación a las acciones de gobierno y que estas deben estar en relación al futuro deseado del país y yo no escucho por parte del gobierno que las cuestiones del párrafo anterior estén en la agenda presidencial.
Si el país necesita mas ingreso para tener un país mejor (de vuelta, cumplir con lo anterior), entonces se deberá apelar a impuestos mas altos y en esto el gobierno puede ser discrecional a la hora de determinar quienes pagan mas y quienes pagan menos.

Uno de los criterios es que quienes mas tienen paguen mas; otro criterio puede ser que los bienes menos necesarios también paguen mas (ej: en Inglaterra los cigarrillos son carisimos por la cantidad de impuestos que tributan porque el criterio es que los vicios no son necesarios y por tanto se les puede cobrar mas). Sin embargo, en cualquiera de los criterios empleados, lo que no se puede hacer es desincentivar la actividad. No se puede pasar el límite de lo admisible, no se puede sacar todos los ingresos en impuestos porque entonces estaríamos hablando de un sistema comunista.

La teoría mas purista diría que el limite esta marcado por el ingreso y la salida de los capitales. Esto es, cuando la actividad deja de convenir (por los impuestos, por los costos, por el clima, etc) la dejo, me retiro y me dedico a otra cosa. Sin embargo, en la realidad esto no siempre es así. Algunas veces porque el dueño del capital no puede (caso de los pequeños productores que toda la vida se dedicaron a eso y se enfrentarían a la pregunta de ¿Qué hago?) y otros porque ya han invertido mucho y antes de asumir las perdidas le intentan buscar la vuelta. El tiempo nos dirá que pasa con los capitales mas volátiles que entran y salen de la actividad con mas liviandad y que son mas fríos a la hora de analizar la situación. Seria bueno aclarar que estaríamos matando la gallina de los huevos de oro.

Como conclusión puedo decir que si el gobierno fuera mas eficiente y efectivo en el uso de los recursos (salud, educación, justicia) tendría mas chances de cobrar mas impuestos (aunque si fuera eficiente no necesitaría mas impuestos), pero cuando eso no pasa, cuando la impresión generalizada es que terminan en corrupción y mal gasto, entonces el pago de impuestos nos crea la sensación de estafa y robo.

viernes, 21 de marzo de 2008

Las relaciones peligrosas

Una mirada a la amistad entre intelectuales y politicos
Por Juan José Sebreli

El consejero del gobernante moviéndose entre bastidores, el poder detrás del trono, la “eminencia gris” fue la ambición de Nicolás Maquiavelo, en quien se inspiró Antonio Gramsci para su idea del “intelectual orgánico”. Pero Maquiavelo pudo escribir, en el destierro, un clásico del pensamiento político, El príncipe, porque su candidato político Cesar Borgia había sido derrotado. Parecería que ese es el destino de todos los pensadores que tratan de comprometerse con la acción política. Si los gibelinos no hubieran sido vencidos –también Dante fue un desterrado– tal vez La divina comedia donde sus enemigos políticos, los güelfos, sufrían en el infierno, habría sido distinta. La república de Jean Bodin, primer pensador político francés, fue también un producto de la derrota. El vizconde de Bonald, Joseph De Maestre y el conde de Saint Simon se ocuparon en pensar la sociedad de su tiempo como consecuencia de la decadencia de su clase de pertenencia, la nobleza, desplazada por la burguesía. Las obras teóricas de Karl Marx fueron el fruto de su exilio y de la derrota de la revolución de 1848. Lo más importante de León Trotsky fue escrito en el destierro al que lo sometió Stalin. Otro es el caso de los intelectuales que se vincularon con un príncipe triunfante: en la Antigüedad clásica fueron ejemplos emblemáticos Platón con Dion el tirano de Siracusa, Aristóteles con Alejandro y Séneca con Nerón; a ninguno le fue bien. Los tiempos modernos fueron fecundos en ese tipo de relaciones: Descartes con Cristina de Suecia, Voltaire con Federico de Prusia, Denis Diderot con Catalina de Rusia. La influencia no fue tanta y a veces se degradaron en cortesanos, juglares de la corte o bufones del rey. En el siglo XX las relaciones fueron más complicadas, los regímenes totalitarios de todas las orientaciones tuvieron numerosos intelectuales que pretendieron ser sus mentores. Georg Lukacs con Stalin –al igual que Heidegger con Hitler– estaban convencidos de comprender mejor la naturaleza del hecho político que los propios dictadores. Ninguno de los dos logró su propósito; los dictadores ni siquiera repararon en su existencia y los burócratas los relegaron a papeles secundarios en regímenes en los que siguieron creyendo con reticencias y manteniendo sus críticas en silencio. Hitler prefería tener maestros de pensamiento tranquilizadoramente muertos como Schopenhauer y Nietzsche. Giovanni Gentile como ministro de Educación de Mussolini fue el intelectual que estuvo más cerca del poder pero no pudo imponer su propia filosofía como doctrina oficial porque los compromisos del Duce con la Iglesia y la monarquía no se lo permitieron. Terminó su vida asesinado por los propios fascistas. Los sistemas democráticos de la posguerra contaron con unos pocos ejemplos: André Malraux con Charles De Gaulle, Regis Debray con Francois Mitterrand, Jorge Semprún con Felipe González, y hubo un caso de intelectual y político unidos en una sola persona: Fernando Henrique Cardoso. La Argentina conoció en el siglo XIX los raros casos del intelectual y el político fusionados: Sarmiento, Alberdi, Mitre. En el siglo XX no se repitieron esos casos ni siquiera el de intelectuales que incidieran en el poder. La excepción fue la del socialista José Ingenieros, que colaboró en el proyecto de modernización de la sociedad del presidente Roca, hoy injustamente denigrado. Los gobernantes contemporáneos han sido remisos a la vinculación con los hombres del pensamiento. Perón desconfiaba de los intelectuales, aun de los peronistas; marginó a Scalabrini Ortiz y a Arturo Jauretche. Todavía se discute hoy quien fue el ghost writer de su famoso discurso en el Congreso de Filosofía de Mendoza de 1949: ¿Hernán Benítez, Carlos Astrada, Coriolano Alberini o Nimio de Anquin? Es probable que no haya sido sino un burócrata como Raúl Mendé. Sin embargo los políticos, aun los más pragmáticos, no pueden carecer de ideas por rudimentarias que éstas sean, ni prescindir del intelectual para elaborar proyectos, escribir declaraciones, guiar los debates. El intelectual le es necesario al político en la etapa de la conquista del poder. En cambio, puede resultarle molesto cuando dirige el Estado; entonces le resultará más útil reemplazarlo por el técnico, el experto. El vínculo conflictivo de intelectuales y políticos es una expresión de la relación entre la teoría y la práctica. El intelectual piensa sin actuar, la vacilación y la duda es su privilegio, es el hombre de la ambigüedad, se mueve en zonas grises, de claroscuros, medios tonos, sutilezas, matices, ironías. La necesidad de decidir en una situación que no admite dilaciones, en cambio, urge al político a actuar sin detenerse a teorizar sobre lo que está haciendo, más aún los dilemas de la acción lo obligan a ser maniqueo y parcial. Jean-Jacques Rousseau, que llegó a influir en las repúblicas democráticas con su Contrato social, hizo una evaluación sensata sobre los vínculos entre pensadores y políticos, se definió a sí mismo como un reformador pausado, “por eso escribo acerca de la política. Si fuera príncipe o legislador no perdería el tiempo diciendo lo que es necesario hacer, lo haría o me callaría”. El tiempo de la acción es vertiginoso, el de la reflexión, lento. Cierto escepticismo y aun pesimismo, en el intelectual, es favorable al espíritu crítico y evita caer en superticiones y prejuicios. Una dosis de optimismo es necesario, en cambio, para la voluntad de actuar del político. El intelectual, como sostenía Ortega y Gasset, es un hombre preocupado –pensar es preocuparse antes de ocuparse– y el político es un hombre ocupado por las cosas. Las tareas son distintas: el intelectual indaga la verdad por medio de la reflexión, el político intenta modificar la realidad mediante la acción, pero ambas actitudes son igualmente necesarias. La oposición excluyente entre teoría y práctica es una falsa disyuntiva; una teoría que no pueda ser llevada a la práctica, decía Kant, es una teoría equivocada; una práctica sin teoría es una acción guiada por una teoría que se ignora y que, en el fondo, es una mala teoría. No hay tampoco dependencia de la práctica a la teoría o viceversa, ambas interactúan recíprocamente,. las influencias mutuas son indirectas, oblícuas, mediatizadas Tanto la posición del intelectual como la del político tienen sus ventajas y sus desventajas. El político está en el lugar mismo donde ocurren los acontecimientos pero esta ubicación puede aislarlo y hacerlo ver sólo una parte de la realidad. En el intelectual, en cambio, la distancia le permite observar los sucesos en perspectiva y percibir las distintas posiciones en pugna con mayores posibilidades de ejercer el espíritu crítico. Pero la distancia tiene también su costado negativo: al no estar obligado a dar cuenta de sus ideas, el intelectual no se preocupa demasiado por las dificultades de su realización ni prevé las consecuencias indeseadas. Es propenso a dejarse llevar por la imaginación sin trabas ni controles, en cuyo caso su influencia es nula. Con frecuencia adopta una idea más por su belleza que por su veracidad, cae en la tentación de la estetización de la política que llevó a muchos intelectuales del siglo pasado a dejarse fascinar por las engañosas puestas en escena de los totalitarismos.

jueves, 20 de marzo de 2008

Hasta cuando los ruidos molestos

“La Violencia Acústica es la expresión de la sociedad actual, falta de solidaridad y respeto hacia los semejantes y hacia el hábitat medioambiental” Dto de acustica de la UNR.

La cuestión que me ocupa en este caso tiene que ver con la sensación de que en los últimos tiempos nos esta invadiendo en nuestra ciudad una problemática a la que pareciera no afectar a quienes tienen la obligación de controlarla. Esto lo digo porque el problema sigue creciendo y esta llegando a limites absolutamente intolerables. De más esta decir que ya es intolerable.
La problemática a la que me refiero es a la de los ruidos molestos (especialmente de escapes de motos y autos).
Ruidos molestos hay muchos y creo que cada uno de los esperancinos tendrán algo para aportar al único que yo me voy a referir. De todas formas es importante destacar que el solo hecho de existir uno (cualquiera sea) es motivo de ocupación por parte del control municipal pertinente. Diría que la preocupación de la población deberia ser motivo de ocupación de los gobiernos democráticos.
Se podrían esgrimir cuestiones legales, antecedentes históricos y si seguimos buscando, quizás cuestiones de salubridad mental, sin embargo hay una que, creo, supera a todas: Los Derechos Individuales.
De todas formas aquí van algunas cuestiones a tener en cuenta:
Entre las primeras se encuentra el Artículo 41 de la Constitución de la Nación Argentina (1994), que garantiza el derecho a un ambiente sano y equilibrado a todos los habitantes y establece la obligación de preservarlo.
Esta es la ley suprema de cualquier nación organizada y a la que todos debemos someternos porque es ella la que da las bases para que podamos convivir en sociedad respetando los derechos mas básicos de cualquier persona.
Esta ley ya hace referencia a las cuestiones del ambiente. ¿Hace falta que aclare que los ruidos forman parte del medioambiente?
También en esta categoría reviste el Código de Faltas de la Provincia de Santa Fe (Ley Provincial Nº 10.703/91), estableciendo en su Artículo 65 penalidades para quien con ruidos o sonidos de cualquier especie o ejercitando un oficio ruidoso provocare molestias que excedieran la normal tolerancia.
Bajando en los grados de importancia de las leyes, encontramos una de carácter provincial que alude (de manera mas específica) a los ruidos y habla de “tolerancia” como una unidad de medida dentro de los cuales los ruidos deben mantenerse.
Aquí aparece una palabra que podría ser catalogada de ambigua “normal”. Podría ser complejo decir que es “normal tolerancia”.
Para esto tenemos algunas normas que nos ayudan a clarificar el tema:
Norma IRAM 4071/70 (posteriormente sustituida por las Normas IRAM-CETIA 9C y 9C1): Entre los excesivos, la circulación con automóviles de menos de 3 toneladas de peso que superen los 86 dB (el límite depende del tamaño y peso del vehículo). El procedimiento de medición se detalla meticulosamente.
A esta norma adhieren muchas de las ordenanzas municipales como ser la de Córdoba o Rosario.
Es decir que existe una manera objetiva de calificar el ruido que hace un vehículo y poder estipular si esta generando un ruido molesto para toda la sociedad.
Alguna reflexión final
Me siento sumamente molesto con dos cuestiones:
1º Que a algunos personajes de nuestra ciudad les importen tan poco los derechos del resto de la sociedad inundándolos de ruidos (especialmente de las motos con escapes no originales o directamente libre) que no hacen mas que molestar todo el tiempo afectando la normal tranquilidad que debería imperar.
2º Que el municipio no haga nada al respecto cuando hay legislación que habilita el control de los mismos para mantener intactos los derechos de todos a no estar aturdidos con este tipo de ruidos.
Repito, molesta mucho la combinación de que los mas jóvenes no entiendan que están rompiendo el contrato social mas sagrado que existe “EL DE LA CONVIVENCIA” y que el gobierno no se encarga de que lo aprendan.

La educación como desafío

Por Rogelio Alaniz

Tres presidencias le alcanzaron a la Generación del Ochenta para transformar a un país analfabeto en uno de los países más educados del planeta. La hazaña docente benefició en primer lugar a los sectores más modestos de la sociedad. Para 1870, los hijos de los ricos disponían de escuelas y universidades para estudiar; quienes estaban excluidos de esos beneficios eran los pobres. Por eso Avellaneda y Sarmiento, pero también Roca y Mitre, deberían ser considerados los gobernantes más progresistas de su tiempo, ya que gracias a su decisión política hicieron posible la formidable movilidad social que para 1910 colocó a la Argentina entre los diez países mas importantes del mundo.
Se dirá que al milagro lo hicieron las vacas y los cereales, que la educación fue apenas un epifenómeno de un modelo de crecimiento que nos concebía como colonia próspera del imperio inglés. Los que así piensan siguen sin prestar atención a lo más importante; obnubilados por sus anteojeras ideológicas, se resisten a entender que la proeza educativa no se hizo sólo con vacas y trigo, del mismo modo que hoy no la vamos a hacer sólo con soja.
Justamente, lo que transforma a la revolución educativa del Ochenta en un proceso digno de ser estudiado no es que fue una emanación de los intereses económicos o una demanda de las clases populares, sino que surgió como consecuencia de la iniciativa de una fracción de la clase dirigente.
Que nadie se llame a engaño: el populacho de entonces -como el de ahora- no estaba en la calle pidiendo educación gratuita y obligatoria para todos. Por el contrario, tal como lo advertía Alberdi, el problema de las clases populares criollas era su resignación, su quietismo, su aceptación pasiva de una realidad bárbara de la que ellos eran protagonistas y víctimas al mismo tiempo. Esa realidad depresiva la conoció mejor que nadie en nuestra provincia el gran Nicasio Oroño, el liberal avanzado que también se propuso hacer de la provincia una escuela y pagó un precio muy alto por su osadía.
Para cumplir con sus planes, Sarmiento y Oroño tuvieron que lidiar con burros, pero en este caso los burros no eran los pobres, los despojados del saber y la inteligencia, sino esa fracción de la elite propietaria y religiosa que se burlaba de sus proyectos, les negaba recursos y no se privaba de difamarlos con los adjetivos más duros e hirientes.
"Educar al soberano" y "hacer de toda la república una escuela" fueron las grandes consignas de un plan que expresó la más formidable estrategia de modernización y desarrollo que se haya conocido en la Argentina. Sarmiento sabía que un país grande se constituía con grandes cifras económicas, pero también con grandes proyectos de integración y participación pública.
El autor del "Facundo" no desdeñaba el aporte de la riqueza, pero para que ella no se evaporara como arena entre los dedos o para que no nos constituyera como un sultanato musulmán o una republiqueta bananera, esa riqueza material debía estar apuntalada por grandes instituciones civiles y políticas y una sociedad letrada.
Para que ello pudiera concretarse la gran palanca de cambio fue la educación, la educación para todos, para ricos y para pobres, para inmigrantes y para criollos, para creyentes y para ateos, una educación que era al mismo tiempo popular y exigente, con maestros y profesores respetables y respetados, una educación que se propuso formar ciudadanos, es decir, actores sociales y políticos conscientes de sus derechos y sus deberes.
Si a finales del siglo XIX esas metas eran prioritarias, ¿qué se puede decir del siglo XXI, con las formidables revoluciones científicas y tecnológicas que se produjeron y su influencia cada vez más directa en los modos de producción? No pretendo hacer de ventrílocuo de Sarmiento, pero el conocimiento de su obra me permite decir que contemplando el deplorable espectáculo de nuestro sistema educativo, el sanjuanino estaría desplegando su increíble energía creativa para convencer a dirigentes y dirigidos de que no podemos permitirnos perder un día más en materia educativa. Es que si seguimos por este plano inclinado, lo que nos aguarda es la desintegración social; y si en 1870 el mundo podía arreglárselas sin una Argentina atrasada y pastoril, en 2007 puede volver a prescindir de nuestros servicios, porque en las actuales condiciones -es bueno saberlo- la Argentina no le importa casi a nadie.
Sarmiento dijo en una de sus intervenciones más comentadas en el Parlamento: "Al pueblo hay que educarlo por razones humanistas, pero si no lo quieren hacer por esos motivos háganlo aunque más no sea por miedo...". ¿El miedo o la convicción alentarán a la actual clase dirigente a hacer lo que corresponde? A juzgar por los resultados, daría la impresión de que ninguno de estos dos móviles parecen movilizarla demasiado.
Si en otros tiempos una nación era grande por sus riquezas naturales o si a una persona se la valoraba por lo que tenía depositado en el banco, hoy una nación es grande por su riqueza educativa y una persona vale no por lo que tiene sino por lo que sabe. Esta verdad es tan concluyente que nadie la niega, pero al mismo tiempo, parecería que nadie está dispuesto a hacerse cargo de lo que se dice de la boca para afuera.
Los dirigentes hablan mucho, incluso demasiado, de los beneficios de la educación. En los hechos, los resultados están a la vista: los políticos miran para el otro lado y la platea popular parece estar más interesada en la sabiduría del Gran Hermano que en la sabiduría que nace de la disciplina, el estudio y la investigación.
No hay revolución educativa sin una clase dirigente decidida a promoverla. Las transformaciones de este nivel no se hacen espontáneamente, sino con ideas, con iniciativas, con hombres decididos a encararlas, a pelear contra viento y marea para que la Argentina camine por el siglo XXI con una sociedad más integrada, más justa y con más chances para participar en un mundo globalizado e impiadoso.
En un país rico pero injusto como la Argentina, la voluntad de poder debe ponerse al servicio de un proyecto educativo decidido en primer lugar a integrar a los excluidos, a darles herramientas a todos para que puedan desenvolverse en este mundo y en el que viene.
"Para los pobres lo mejor" decía una vieja consigna socialista. Hoy los populismos de moda, en nombre del pueblo, hacen exactamente lo opuesto: "Para los pobres lo peor", para los pobres las peores escuelas, los peores saberes, la peor música; para los pobres pan y circo, fútbol y cuartetazos. Por el contrario, un dirigente que se respete y que respete a los más débiles propondría los mejores maestros, los mejores programas educativos, las mejores computadoras y lo haría porque así se lo dictan sus convicciones, no las encuestas.
La educación integra y desarrolla. Es verdad que las universidades, por ejemplo, han sido espacio de movilidad social, pero esa movilidad social no es una chapa en la puerta o un título colgado en un living; hoy la movilidad social está ligada a la excelencia en el conocimiento, a los laboratorios, a los centros de investigación.
No todo lo que se está haciendo en materia de educación en la Argentina es malo. Nuestros recursos humanos siguen siendo excelentes; existen, a pesar de tanta decadencia, universidades con buen nivel, colegios secundarios en donde educarse sigue siendo un objetivo interesante, pero admitamos que lo más importante aún está por hacerse y admitamos que si no lo hacemos el destino que nos aguarda es la oscuridad y la barbarie.

El uso de consultoria en empresas pymes



Introducción

En el presente trabajo pretendo poner bajo análisis la relación que tienen los empresarios pymes con la gestión de sus empresas y la dificultad que los mismos encuentran en la delegación de sus funciones en profesionales más aptos para las tareas que requieren de una adecuada idoneidad necesaria para un mercado cada vez más competitivo.
En el dialogo que he podido mantener con muchos de ellos pude escuchar muchas quejas acerca de lo complejo y difícil que es competir y lo duro que se les hace enfrentar a competidores que, sin que ellos lo admitan, hacen su trabajo de manera más profesional.
La gran mayoría expone sus problemas como una muletilla, a manera de dicho popular, algo que dicen todos. "La gran problemática es la falta de crédito bancario". "Las tasa son muy altas".
Ante estos planteos siempre expongo la pregunta de que es lo que harían con el dinero. Pregunto cuales son los proyectos que tienen y porque no los presentan ante los bancos para lograr obtener mejores ventajas. Para las cuales siempre obtengo la misma respuesta: Con mas dinero podríamos gozar de mas tranquilidad que nos dejaría trabajar tranquilos y pensar mejor. Y los mas osados piensan en equipamientos (tecnología dura) con la idea de bajar costos y aumentar la producción sin preocuparse por la existencia de un mercado capaz de absorber toda esa cantidad de productos. Es decir, esta puesta la mirada mas en la producción que en el mercado.
Esto que me parece es indudable creo que es, a la vez, insuficiente. Es decir, me parece ver siempre una falta de proyectos claros en los cuales trabajar para que la empresa crezca y evolucione.
Ante esto también he planteado que podría ser buena idea recurrir a profesionales que los puedan ayudar en sus tareas de diseño de estrategias de crecimiento. Para lo cual he obtenido como respuesta que son muy costosos y que no aseguran nada.
El mayor antecedente con el que cuento hoy es el de mi propia experiencia y conocimiento en como desarrollan los empresarios sus tareas en la gestión de las empresas y la poca confianza que los mismos tienen en la contratación de consultoría externa tanto como en la posibilidad de contratar profesionales que podrían ser de utilidad en el crecimiento y buen desarrollo de sus empresas. Una posible respuesta a estos temas quizas sea el tiempo que han invertido en lograr lo que tienen y que es poco consebible que otra persona desde afuera y sin haberla vivenciado tenga autoridad como para diagnosticar y delinear su futuro.

Planteamiento del problema

Ante esto me he planteado las siguientes preguntas que podrían inducirnos en el sentido de saber si es un problema económico.

Ø ¿Por qué los empresarios se niegan recibir ayuda externa?
Ø ¿Es el costo de la consultoría realmente alta?
Ø ¿Miden el costo de la consultoría de la manera correcta?
Ø ¿Existe una manera ideal de medir dicho costo?
Ø ¿No será que existen otras cuestiones bajo la sombra del costo?
Ø ¿No será el costo la respuesta más fácil de evasión?

Estas preguntas me las hago bajo el supuesto de que las empresas consultoras pueden realmente ayudar a las empresas. Es decir, asumo que las mismas son fuente de conocimiento y profesionalidad suficiente como para brindar el apoyo que las pymes necesitan.

Finalmente he de arribar a una sola pregunta que he de plantear como el problema a investigar:

¿Es realmente el costo de la consultoría lo que impide su acercamiento a las pymes?

En adelante he de plantear bajo el formato de hipótesis la problemática que creo vislumbrar tras esta pregunta y que me parece tiene una estrecha relación con los conceptos de la teoría de la agencia.


Planteamiento de Hipótesis

Tengo la impresión de que lo que los empresarios dicen se acerca mas a una excusa que a una realidad fundamentada y que el problema pasa mas por una cuestión de confianza que de costos.
Creo que seria interesante indagar en estas cuestiones para intentar encontrar respuestas a las preguntas planteadas en el punto anterior y así intentar plantear la realidad de los hechos.
Es así que he de plantear la siguiente hipótesis:

"El desconocimiento de la tarea de la consultoría, la desconfianza en los consultores y el no calcular la relación entre los costos de su utilización y los beneficios que de ella se obtendrá son los generadores de una incorrecta evaluación de su uso"

Ante esta hipótesis he de plantear, seguidamente, las variables que entran en juego en la investigación y los indicadores de la misma.

Variable dependiente

El uso de consultoría por parte de las pymes

Variables independientes

Son a mi entender las variables determinantes de la dependiente:
à La relación costo beneficio
à El conocimiento de su aportación
à Un adecuado contrato de colaboración

Metodología de trabajo
El trabajo pretende un estudio teórico de la forma de evaluar cada una de las variables independientes de manera tal de poder exponer una metodología de análisis de la consultoría para el apoyo al crecimiento de las pymes.
También seria prudente establecer para un futuro un análisis de experiencias en la utilización de la consultoría donde se puedan recoger los aspectos positivos y negativos que se hayan dado. De esta manera contaremos con resultados reales de su utilización que nos aportara ideas sobre su mejora.
Relación costo - beneficio
Se intentara establecer cuales son los índices económicos a tener en cuenta para poder evaluar cuantitativamente la aportación de la consultoría en la empresa según sea el área donde actúe.
Comercial
Para el desarrollo de esta área veremos cuales son los temas en los cuales es posible y beneficioso actuar para luego poder establecer cual es el índice pertinente. Es necesario aclarar que tanto los de esta área como los de cualquier otra que se presenten en este trabajo son a titulo indicativo y no pretenden agotar todos los que posiblemente puedan existir.
Genéricamente, entonces, podremos decir que los aspectos principales a cubrir son los siguientes:
Ø Ventas
Ø Rentabilidad sobre las ventas
à Relación entre las ventas y el esfuerzo por conseguirlo (publicidad y promoción).
Ø Distribución
à Trabajo sobre las zonas existentes para lograr una mejor posición.
à Planificación para la obtención de nuevas zonas donde expandirse.
Ø Imagen
à Corporativa para el logro de un mayor conocimiento de la empresa en cuanto a nombre y significado.
à Mejora de la posición competitiva de los productos.
à Necesidad de una mayor cantidad de productos.
Recursos Humanos
Este aspecto es uno de los más complejos, quizá, a la hora de tener que elaborar índices que nos muestren lo eficiente del trabajo de la consultoría, pero creo que los puntos que colocare en adelante son los importantes como para buscar alguna forma de medida.
Ø Conflictos
à Detección de conflictos latentes.
à Corrección de conflictos existentes.
à Metodología de prevención de conflictos.
à Mejor utilización de los conflictos.
Ø Eficiencia del personal: en este punto veremos los puestos y las personas que los ocupan para tratar de identificar las inconsistencias entre las necesidades del puesto y las competencias de las personas que los ocupan. De una adecuada combinación surgirá el desarrollo más eficiente de las tareas.
à Descripción adecuada de puestos.
à Ubicación adecuada de las personas según perfiles de puestos y competencias de las mismas.
à Desarrollo de la estructura de organización (organigrama).
Ø Estructura Salarial
à Construcción de una adecuada estructura salarial.
à Correspondencia de los salarios con relación al sector.
à Correspondencia de los salarios en relación a la rentabilidad de la empresa.
Ø Política de recursos humanos
à Instrumentación de practicas homogéneas sobre las personas.
à Adecuado sistema de reclutamiento.
à Planes de desarrollo de carreras.
à Sistemas de premios e incentivos.

Calidad
En este aspecto nos centraremos en las perdidas que se pueden tener por el hecho de no contar con una política de calidad de que nos permita lograr una buena reputación en el mercado y las perdidas que se consiguen por un mal desarrollo interno en la empresa.
Ø Reprocesos: este aspecto es uno de los que nos entrega perdidas tan reales como tangibles por el mero hecho de tener que realizar repetidas veces un proceso por haberlo realizado de manera incorrecta.
Ø Devoluciones: este aspecto también produce perdidas reales y tangibles por tener que reponer la mercadería que no contaba con la calidad que los clientes reclaman. Pero también produce perdidas que son difíciles de medir pero que hay que tener en cuenta: la desconfianza de los clientes en nuestras mercaderías por los que terminaran por no comprar más.
Procesos
La tecnología de los procesos (dura y blanda) se debe poner muy en consideración dada su implicancia en los costos de la empresa. Es por esto que quizá esta área sea el más simple para la detección de índices que determinen la mejora que se esta logrando.
Ø Gestión de los inventarios: implica recabar información para detectar cual es el punto optimo de unidades a tener en los almacenes tanto de materia prima como de producto terminado. Con esto se esta implicando dos cosas:
à Gestión de las compras.
à Gestión del tamaño de los lotes de producción.
Ø Programación de la producción:
à En el sentido temporal.
à En el sentido de los recursos a emplear.
Ø Mejora de los procesos: Las empresas deberían estar siempre pensando en que mejorar los procesos de manera que afecte positivamente a los costos de la empresa, es decir, bajándolos sin hacer caer en desmedro la calidad de los productos.
Contrato de colaboración
En este punto hay que tener especial cuidado ya que el tema de la desconfianza no es menor y tengo la impresión de que en estas personas poco acostumbradas a confiar cuestiones internas de la empresa no serán muy abiertas a entregar información que ellos crean vitales del negocio, pero que son importantes que todos conozcan para que puedan brindar verdadera ayuda y colaboración.
Con respecto a este punto se me ocurre que el mayor de los problemas es la desconfianza que existe por parte de los empresarios en la persona de la consultoría ya que desconoce cuales son los verdaderos intereses que el mismo persigue.
En esencia lo que puede estar pasando es que la figura del empresario teme encontrarse ante el comportamiento oportunista del consultor que, teniendo mas información y conocimientos, puede arrastrar por vía del engaño a cometer acciones incorrectas al empresario.
A tal efecto Milgom - Roberts nos ilustran de la siguiente manera:
"...los intereses individuales de las partes bajo contratos reales no estarán necesariamente en consonancia, y ello deja lugar para que el comportamiento interesado impida la realización de planes eficientes. El problema de la motivación es, entonces, el de superar estas dificultades en la medida de lo posible."[1]
Esta en este párrafo expresado en forma clara la problemática a la que nos enfrentamos, esto es, los intereses individuales que pueden no estar en consonancia y el grave problema de terminar en soluciones no eficientes.
Creo conveniente agregar que cuando decimos intereses individuales no siempre estaremos hablando de inconvenientes morales (consultor actuando de mala fe) sino que nos encontraremos con el dilema de puntos de vista diferentes sobre la misma problemática o un entendimiento diferente sobre como funciona el mercado o las organizaciones, es decir, el no convencimiento de una de las partes de cual es el mejor camino a seguir.
Ante el problema moral volvemos a tomar una cita de Milgrom - Roberts:
"Los problemas de riesgo moral pueden surgir en cualquier situación en la que alguien tiene la tentación de emprender una acción ineficiente o de proveer información distorsionada (llevando a otros a actuar de manera ineficiente) porque los intereses individuales no están en armonía con los del grupo y porque la información no puede verificarse fácilmente ni puede observarse adecuadamente la acción."[2]
Vemos en este caso que existe un problema de hacer actuar de manera ineficiente a otros de manera pensada y razonada, es decir, hay mala fe en los actos. Lo cual no es ya perjudicial, sino tambien aborrecible. Ademas se esta aprovechando la dificultad en la auditoria de los actos realizados para aumentar la impunidad de tales hechos.
Es aquí donde nos podemos encontrarnos ante un caso de agente - principal donde deben compatibilizarse los intereses de dos partes con un mismo fin: el éxito de la empresa.
Para esto la teoria de la agencia nos presenta algunas cuestiones de utilidad para sortear los inconvenientes antepuestos.
La reputacion
"Cuando la relacion involucra a un especialista como agente, la diferencia de conocimientos hace que el principal no pueda supervisar y solo pueda confiar en que el agente actuara de manera razonable para mantener su reputacion."[3]
La reputación del profesional parece jugar un protagonismo importante que lo podemos entender como la decisión a-priori de actuar bien por el mayor beneficio que tiene por sobre el hecho de actuar mal.
En este sentido la teoría de juegos nos ayuda a entender esta situación:





V:resultado valioso/0:resultado cero/-L:perdida por la traición/G:ganancia a corto plazo
En la matriz de juegos es posible observar que cuando el principal no ofrece su confianza no es posible obtener ningún tipo de resultado valioso. Sin embargo cuando este ofrece su confianza pueden pasar dos situaciones con resultados muy diferentes. En el caso que el agente responda positivamente a la confianza del principal ambos lograran resultados valiosos. Pero en el caso que el agente no responda de manera positiva y solo actúe en beneficio propio, el principal se vera perjudicado. De manera tal que el principal tendrá perdidas y el agente obtendrá el resultado valioso de lograr su cometido mas una ganancia a corto plazo adicional.
El punto en discusión aquí será el incentivo del agente a actuar de esta manera, es decir, en que caso le convendrá traicionar la confianza de quien lo contrata con el objeto de obtener una ganancia adicional rápida haciendo uso de su formación y posición privilegiada.
La solución estaría dada por el interés del agente en lograr beneficios a largo plazo con la obtención de sucesivas confianzas por parte del principal (también pueden ser varios principales) y esto solo es posible si ambas partes obtienen resultados valiosos porque difícilmente alguien que fue traicionado va volver a contratar a quien lo traiciono.
Entonces, si llamamos nV al beneficio obtenido en el largo plazo (resultado valioso n veces), podemos concluir que el resultado V,V se dará siempre que nV>V+G, es decir, cuando el beneficio a largo plazo es mayor que el beneficio a corto plazo. Si estaríamos en esta situación podríamos decir que estamos ante un equilibrio de Nash en el cual esta seria la situación preferida.
Además, se considera que la reputación es medida siempre la ultima vez que fue ofrecida, por lo cual el agente querrá mantener siempre su prestigio. También lo querrá mantener porque tiene dos consecuencias positivas: por un lado atrae socios y clientes y por el otro reduce los costos de contratación que explicare mas adelante.
El contrato
En la elaboración del contrato hay dos aspectos a tenerse en cuenta:
Ø Los incentivos para un mayor esfuerzo
Ø Los inconvenientes de colocar muchas cláusulas
Sobre el primero tenemos que tener en cuenta que la preocupación del principal en la contratación del agente debe promover los suficientes incentivos como para que este logre la mayor eficiencia y eficacia en su trabajo, sin la necesidad de grandes controles que representen más costosos los controles que la gestión del agente.
Sin embargo, no hay que olvidarse que el agente tendrá siempre sus propios intereses y es por esto que es conveniente prestar mucha atención en los incentivos. Al respecto Vicente Salas dice:
"El problema del principal en la relación de agencia es diseñar el contrato del agente por el cual se generen los incentivos que induzcan a este a elegir la mejor acción y decisión posible desde el punto de vista del principal, mientras esté persiguiendo sus propios objetivos."[4]
Una manera de lograr eficiencia en el trabajo del agente podría ser el vincular la remuneración con el resultado del esfuerzo de manera tal que los objetivos del agente se acerquen lo más posible a los del principal, dada la discrecionalidad que el agente tiene por imponer sus propios criterios e intereses.
Como puede verse estamos siempre ante el problema de que el agente puede actuar con discrecionalidad y sin que el principal pueda controlar demasiado dada sus incapacidades (que deposita en el agente) y con la idea de depositar toda remuneración en el resultado del esfuerzo del agente. Pero también esta el problema de que el agente tendrá que soportar, él solo, todos los riesgos de los factores exógenos que podrán alterar los resultados del esfuerzo. Es por esto que habrá que hacer el esfuerzo previo necesario para poder establecer con claridad ex-ante los niveles de riesgo que cada parte esta dispuesto ha asumir y los niveles de resultado que formaran parte de la remuneración.
En cuanto al problema de la redacción del contrato y de la cantidad de cláusulas restrictivas que en el mismo se puedan poner nos es muy gráfica y alertadora lo expresado por Milgrom - Roberts:
"...añadir numerosas cláusulas especificas para cubrir eventualidades muy distintas, significa que habra más fronteras dentro de las cuales podrían caer las fronteras reales y más dudas sobre que causas aplicar. Por ello, agregar muchas cláusulas detalladas al contrato puede hacer que las disputas sean aun más probables"[5]
Además de estas cuestiones planteadas, están los problemas que presenta la racionalidad limitada que en este caso representaría la dificultad de exponer todas y cada una de las posibilidades que podrían surgir en el futuro. Esto es así porque no existe ninguna persona lo suficientemente omnisciente como para detectarla y, en caso de detectarla, probablemente no exista un lenguaje lo suficientemente rico como para poder describirlas y, volviendo a la cita, estaríamos poniendo tantas fronteras para cuidar que seria muy costoso (por no decir imposible) describir las eventualidades.
Este es el punto que había mencionado sobre el costo de una escasa reputación por parte del agente, porque en caso de que el mismo cuente con una muy buena reputación de sus actividades y actitudes con un contrato que solo contemple un acuerdo marco que establezca los objetivos y las metas a alcanzar será suficiente. Entenderemos que, en este caso, si el agente será siempre lo más eficaz que pudo dada las condiciones que se vivieron.
Algunos puntos a tener en cuenta en el momento de realizar los convenios de colaboración entre ambas partes son los siguientes:
Ø Fijación de objetivos que sean beneficiosos para la organización pero, a la vez, posibles. Es decir,
à que sean metas alcanzables
à que el agente pueda gestionar
Ø Remuneracion según los resultados alcanzados.
Ø Posibilidad de contratar un seguro que cubra las posibles perdidas a enfrentar por causas propias o ajenas al agente.
Aportación
Finalmente nos toca un aspecto que es más conceptual y que será más compleja su mensuración porque no habrá posibilidades económicas en su medición pero que de igual manera tendremos que encontrar una medida del éxito o del fracaso.
La idea es poder establecer de que manera se modifico la forma de trabajar dentro de la compañía luego de haber participado de un proceso de consultoría, es decir, luego de haber trabajado con profesionales.
Esto surge de que, en muchos casos, el mayor problema es que no se tiene una metodología ni una disciplina clara en la forma de trabajar y de sobrellevar los problemas que todas las empresas tienen.
Hay en las empresas pequeñas una manera muy intuitiva de afrontar la competitividad y el crecimiento que hace que se suela crecer (cuando se logra crecer) de manera desordenada y llega un momento en que la empresa se torna tan compleja en su funcionamiento, presa del desorden, que es imposible seguir avanzando.
Es por esto que los trabajos de consultoría, cuando se realizan bien y bajo el formato de coaching, dejan mas que buenos resultados: dejan una nueva manera de realizar el trabajo.
Entonces, se intentara establecer cuales son las aportaciones que la misma puede hacer en la calidad de la forma de trabajo que contribuyan al mejor desempeño que redunden en un mejor resultado de la ecuación costo - beneficio, pero que además sienten las bases de una nueva manera de trabajar.

Conclusión
Ha sido el objetivo de este trabajo el plantear alguna forma de medir las ventajas y los beneficios de los trabajos de consultoría en las empresas pequeñas.
En este sentido es que se han tomado en cuenta cuestiones generales sobre las que normalmente se actúa, pero que de ninguna manera son las únicas y, probablemente, tampoco las más importantes.
La importancia estará dada, básicamente, por las necesidades más inmediatas que tengan las empresas en un determinado momento y será cuestión de buscar en cada caso el indicador mas adecuado.
Para finalizar quiero dejar en claro que mi objetivo ha sido el de sentar bases para un estudio amplio y completo que deberá incluir metodologias de trabajo tales como encuestas en profundidad y mediciones económicas (índices) pero que dejan un punto de partida para comenzar o, al menos, sembrar la duda sobre la importancia, o no, de dicha medición.

[1] Milgrom, Roberts; "Economia, Organización y Gestion de la empresa"; 1993; Ariel economia
[2] Milgrom, Roberts; "Economia, Organización y Gestion de la empresa"; 1993; Ariel economia
[3] Vicente Salas Fumas; "Economia de la Empresa - Decisiones y organización"; 1987; Ariel economia
[4] Vicente Salas Fumas; op.cit.
[5] Milgrom - Roberts; op. cit.

Un primer paso a la solución: Interpretar el momento

Intentando seguir en esta dinámica de aportes que nos puedan hacer pensar en como podemos mejorar nosotros para estar mejor algún día, me permitiré tomar algunas cosas de la columna de Alfredo con las cuales acuerdo y a las cuales se le podrían agregar algunas ideas de acción, de trabajo, de algo mas que intención.

Los conceptos históricos expresados creo que son correctos pero cuando hacemos análisis en ese sentido deberíamos pensar siempre que no pueden caer en la cuenta de que por ser una historia que nos marca de alguna manera es imposible modificar el destino de nuestra nación. De hecho la historia a sido diferente en algún momento y se cambio de manera negativa.

Si recordamos que la Argentina desde 1880 hasta 1930 a vivido uno de los procesos de crecimiento más importante en nuestra historia y que nuestro país estaba llamado a ser una de las potencias más importantes del mundo ubicándose en el lugar numero 7 entre las naciones mas desarrolladas, entonces comprenderemos que la historia puede cambiarse, torcerse, ir hacia donde los lideres nacionales realmente quieren ir.

Sin embargo, me gustaría expresar algo que escuché en un seminario del cual participé recientemente sobre corrupción en el cual alguien destacaba el cuidado que hay que tener con los análisis históricos que se hacen en la búsqueda de las causas que puedan explicar la situación que vivimos actualmente. Este personaje decía, con cierta lucidez, que si, luego de un análisis exhaustivo, descubrimos que los problemas que nos aquejan en nuestros días tienen su verdadera raíz en alguna hambruna sufrida en el año 1000 donde murió el líder bueno y sobrevivió el malo, entonces quedaría como que no hay nada para hacer porque no podemos volver hacia atrás en la historia y cambiar los acontecimientos.

Con esto quiero decir que no niego las bondades de los análisis históricos, sino que creo que, si lo hacemos completo, nos daremos cuenta de que hubo momentos buenos y momentos malos y que lo interesante es descubrir porque algunos son buenos y otros son malos para repetir los factores de los primeros y tratar de eliminar los segundos.

En este sentido podría decir que, según creo intuir, los momentos buenos surgieron de un claro entendimiento de cual era el rumbo que estaba tomando el mundo por aquellos días y que los lideres de ese momento adhirieron a ese camino. Julio Argentino Roca, quizá el presidente más progresista que tuvo la Argentina, mandaba a sus hijos a estudiar ingles (en un momento en que la aristocracia argentina solo se identificaba con el francés) porque decía que el ingles era el idioma de los comerciantes y eran estos los que gobernarían el mundo. Roca entendía como funcionaba el mundo y por eso llevo a la Argentina hacia un lugar de privilegio.

Juan Domingo Peron entendió que la Argentina necesitaba un mayor volumen de obreros transformados en clase media que pueda cumplir con su sueño de "mi hijo el doctor" (hasta ese momento vedado a la aristocracia) mediante una mayor distribución de la riqueza para que luego el país pudiera contar con una clase media mas educada y formada.

Es, entonces, este el camino a tomar en nuestra idea de cómo debe ser el futuro. Pensar en los buenos viejos tiempos, no para añorarlos, sino para aprender de ellos. No para hacer las mismas cosas, sino para tener la misma intuición y usarla en nuestro tiempo. Para poder hacer las cosas correctas quizá no sea tan importante la historia que nos cae en suerte o desgracia, sino la clara interpretación de los momentos que nos tocan vivir.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Bienvenida

Esta es una posibilidad de conectarme con el mundo digital. Asi es que por este medio voy a intentar largar opiniones o cosas que me resulten interesantes (cabe la posibilidad que no muestre nada).

Asi que bienvenido al que se mete y ya veremos que sale.

Saludos a quien sea

Nando