Es extraño el comportamiento humano. Me refiero a varias cosas que suceden sin que nadie quiera que suceda. Sin embargo ahí están. Sucediendo todo el tiempo.
Los accidentes de automóviles en las rutas de la Argentina son casi habituales en los tiempos que corren. Creo que está claro que nadie quiere que sucedan y sin embargo nadie está dispuesto a hacer nada para que dejen de suceder. Los automovilistas siguen siendo imprudentes y los gobiernos no controlan ni castigan esa imprudencia.
Hay que ser claros: la culpa es siempre de los que manejan. La culpa no es del estado calamitoso de la ruta, ni de la lluvia, ni la niebla, ni…. Esas son siempre situaciones de alto riesgo, peligrosas, complicadas, pero eso no habilita a decir que por eso se produjo el accidente. En el mejor de los casos ayudó a que se produzca o creó las condiciones para que se produzca, pero en pocos casos es la causa definitiva. Siempre se puede viajar más despacio o se puede parar hasta que se despeje. Sin investigar mucho, la impresión que se tiene es que la culpa es de la velocidad y de la imprudencia.
¿Qué hacer, entonces?
Eliminar el extraño comportamiento que se tiene.
¿Cómo hacerlo?
Lo normal es decir que lo que faltan son controles por parte del Estado. La policía no hace su trabajo.
Aquí es donde me gustaría plantear una posibilidad quizás un tanto disparatada. Diferente.
Me pregunto por qué razón se piensa todo el tiempo en controlar a millones de automovilistas en las rutas y las calles. Empresa difícil si la hay en un país donde el control es poco habitual y el respeto de las reglas un poco menos habitual todavía.
Propongo el control sobre la fabricación de los automóviles.
En varias reuniones de amigos estábamos de acuerdo en que con los elementos de seguridad que tienen los autos en la actualidad (frenos abs, airbag, etc.) y viajando a una velocidad máxima de 120 km/hora es difícil que se produzcan los accidentes y que en caso de producirse las consecuencias serian leves.
Si, como vemos, el vehículo viene preparado para soportar los accidentes a 120 km/hora. Si, adicionalmente el límite impuesto por ley en las rutas es de 120 km/hora. Entonces, por qué se permite que se fabriquen automóviles o motocicletas que excedan con creces esa velocidad.
Suena más simple controlar a las automotrices (¿serán 50, 100, 200?) que a millones de automovilistas y motoqueros. Obliguemos por ley y controlemos que fabriquen automóviles absolutamente coherentes en términos de la relación entre la velocidad que pueden desplegar y los elementos de seguridad con los que cuentan. Si, además, le pedimos coherencia con la velocidad máxima permitida, les daríamos el margen de llegar a 130 o 140 km/hora (por los autopistas/autovías lo digo).
Me parece que es una buena manera de empezar a trabajar para disminuir los accidentes. Guardar coherencia en la producción de los automóviles considerando la velocidad máxima permitida y los elementos de seguridad con los que se cuenta.
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